21 de abril de 2010

Por Gonzalo Ruanova

Macri y su particular mirada sobre la "Calidad Institucional"

El Jefe de Gobierno Mauricio Macri ha sido citado por la Justicia. Desde ese momento su reacción ha sido cuestionable: desacreditó al juez, se victimizó políticamente y recurrió a la teoría mas citada en estos casos: el complot. Según sus declaraciones, la indagatoria se llama “palos en la rueda” y su relación en las escuchas telefónicas realizadas por funcionarios de su confianza, “historias fantasiosas”. Cualquier ciudadano requerido por su relación con una “asociación ilícita” desearía aclarar su situación y declarar lo más rápido posible. Cualquier político que deseara evitar los efectos negativos y los costos de una citación de este tipo, desearía afrontar el tema en el más breve plazo.

S
in embargo, Mauricio Macri no solo no se ha hecho cargo de su responsabilidad política, fruto de una batería de decisiones desacertadas en el marco de su política de seguridad y de la creación de la Policía Metropolitana, sino que parece no ver la verdadera dimensión de la crisis que esta situación genera: ha decidido no suspender su periplo por la India y solicitar que se postergue su indagatoria.

La terquedad para no asumir sus responsabilidades políticas solo puede ser evaluado por la ciudadanía. Pero su desinterés en asumir sus obligaciones judiciales afecta la renombrada, y citada hasta el hartazgo, calidad institucional.
Solicitar la remoción del juez y ganar unos días con un viaje al exterior, no son señales que vayan en el sentido correcto. Parecen, mas bien, intentos desesperados por embarrar la cancha y convertir un hecho institucional, solicitado por un juez y apoyado por la Cámara, en un hecho politico que en nada aclara la situación denunciada: la responsabilidad judicial de un Jefe de Gobierno en las escuchas ilegales que una serie de sus funcionarios de confianza realizaron con la protección y los recursos de la estructura estatal.