21 de abril de 2010

Entrevista con Vilma Ibarra

Impulsora de proyectos que hoy son protagonistas en el Parlamento, Vilma Ibarra, diputada nacional del bloque Nuevo Encuentro, analizó la oportunidad que tiene el progresismo de influir en la agenda legislativa. En una entrevista especial para el Boletín, la diputada conversó sobre la coyuntura política argentina, las diferencias y coincidencias con Pino Solanas y la posibilidad, junto a Martín Sabbatella, de construir un espacio con “vocación de mayorías y de gobierno”.







¿Qué la atrajo del EDE?

Desde antes de las elecciones de junio había tomado contacto con Martín (Sabbatella), a quien conocía desde joven y a través de su gestión de Morón. Yo venía de la experiencia de sectores aliados al proceso kirchnerista con la vocación de armar un espacio de centroizquierda que pudiera condicionar. La experiencia fue que el kirchnerismo, con un montón de cosas buenas, se recostó políticamente en el PJ y en un armado político con fuertes contradicciones en sus decisiones. (Ahora) la búsqueda tenía que ser en una construcción política autónoma que pudiera acompañar las cosas buenas (del Gobierno), que son muchas y que las tiene: derechos humanos, políticas sociales, la renovación de la Corte Suprema, estatización de AFJP, la Ley de Medios. Medidas muy fuertes que uno acompaña pero armando un proceso autónomo. Nosotros antes de las elecciones de junio habíamos tomado contacto con Martín (Sabbatella) con la idea de ir construyendo un lugar común para lograr armar un espacio que pueda acompañar estas políticas valiosas que decimos del Gobierno y limitarlo en las cosas que no nos gustan.


¿Por qué cree que fracasó el espacio de centroizquierda que se quiso formar dentro del espacio kirchnerista?

Creo que los distintos espacios de centroizquierda que se acercaron al Gobierno no fueron capaces de articularse y de condicionar por izquierda. (Ahora) parece que ese sector quedó fraccionado como un montón de personas: un ministro, un funcionario o distintos legisladores que no lograron hacer un espacio común. A su vez creo que hay una segunda responsabilidad que es que creo que el Gobierno tampoco lo quiso. Sinceramente creo que al Gobierno le fue más funcional alcanzar acuerdos puntales con la centroizquierda, aunque respaldó su construcción política en el Partido Justicialista y en algunos caudillos de la provincia de Buenos Aires. Allí vemos también esos gestos contradictorios que no nos gustan.

Ahora, ¿qué espera del Nuevo Encuentro?

Espero construir una herramienta política que permita que este espacio de centroizquierda que está asumiendo propuestas, agenda, banderas, convicciones, ideología, pueda construir referencias políticas en el país, en los distintos distritos; pueda convertirse en una alternativa de gobierno. Si hay algo que tiene este espacio es una historia de gobierno que Martín (Sabbatella) le imprime fuertemente. Martín tiene la autoridad moral para hablar de algo que hizo gestionando; reclama aquello que él fue capaz de hacer. Eso nos da una impronta de impulsar este espacio bajo el liderazgo de Martín de cara a una vocación de mayorías y de gobierno.

¿Y en esa vocación de mayorías por qué cree que hoy no hay conexión con otros espacios de centroizquierda con los cuales hay más coincidencias que diferencias?

Creo que tenemos una mirada distinta de la coyuntura política y del Gobierno. Por ejemplo en la discusión del uso de Reservas Proyecto Sur armó un acuerdo político con el PRO, la Coalición Cívica y la UCR para voltear el DNU diciendo que lo que ellos quieren es poner impuestos a la renta petrolera, a la renta financiera, a la renta minera, cosa que nos parece muy bien. Pero esa coalición política que armó Proyecto Sur sólo va a alcanzar para voltear el DNU de las Reservas. Ni el PRO ni la Coalición Cívica ni la UCR tiene en la agenda poner impuestos a la renta petrolera, financiera y minera. Entonces ahí Proyecto Sur tiene una mirada del Gobierno distinta a la que tenemos nosotros. Podemos rechazar la Reforma Política y la política de Transporte, pero sí podemos acompañar la Ley de Medios y la nacionalización de las AFJP, banderas históricas de la centroizquierda. Sin embargo, el espacio vinculado a Pino (Solanas) no reconoce en el Gobierno ningún plus, siente que no hay nada por defender.

¿Tiene diálogo con dirigentes de Proyecto Sur o de Solidaridad e Igualdad? ¿Qué puede reflejar del diálogo cotidiano?

Si armábamos un interbloque con Proyecto Sur y el SI (Solidaridad e Igualdad), a la oposición conservadora no le alcanzaba el número para tener quórum propio, pero al oficialismo tampoco. Y así la centroizquierda definía la balanza. De esta manera podíamos condicionar desde la centroizquierda la política parlamentaria.

¿Y qué dicen Proyecto Sur y SI ante esta ecuación?

Para ellos no hay nada que rescatar de este Gobierno. En ese sentido, la primera urgencia (de Proyecto Sur y SI) era ponerle límites al Gobierno y construir políticamente desde el antikirchnerismo.

Y en la Ciudad, sin el kirchnerismo como protagonista, ¿cómo ve el escenario político de la centroizquierda?

La Ciudad de Buenos Aires hoy plantea un desafío distinto, aunque creo que está muy presente la política nacional. Pienso que un pésimo gobierno como el de (Mauricio) Macri no paga tanto costo político por el enfrentamiento que hay con el Gobierno Nacional. Sin embargo (desde la centroizquierda) pueden encontrarse puntos de acuerdo para construir desde un espacio ideológico común.

De cara al 2011, ¿observa la posibilidad de construir un frente de centroizquierda en donde se acepte la figura de un referente?

Lo creo posible y lo quiero construir. (Igual) creo que le cuesta mucho a la cultura política argentina y a la Ciudad de Buenos Aires en particular. La Ciudad tiene hoy muy pocos referentes políticos. La crisis institucional de la caída del gobierno de Aníbal Ibarra fue un proceso que se comió a muchos referentes. Son muy pocas las voces que el porteño reconoce como referentes políticos. Desde la centroizquierda hay un debate de aquello que queremos construir y de los liderazgos, que aún están en disputa. Creo que en eso es lo que tenemos que tratar de incidir para garantizar una centroizquierda sólida.

¿Cómo cree que juegan los proyectos de ley a favor del aborto y el matrimonio gay en la construcción de un espacio de centroizquierda?

En primer lugar creo que son proyectos que hacen lugar a la identidad de la centroizquierda porque se vinculan a temas sociales y de igualdad, pero quiero reivindicar algo más: cuando uno está discutiendo el tema del aborto está discutiendo básicamente un tema social donde las víctimas son generalmente las mujeres más humildes, el sector más vulnerable de la sociedad. No es un proyecto que sólo le interesa a la clase media; muchos sectores de la clase media son vehículos del debate, pero las víctimas del aborto clandestino son las más vulnerables y las más desprotegidas de la sociedad.

¿Qué significa el aborto para usted?

El tema del aborto no es un tema sencillo. Hay que tratarlo con respeto y cuidado porque es un tema sensible. Lo primero que hay que decir es que nadie está a favor del aborto, todos queremos que no haya abortos, todos queremos políticas públicas muy activas, mucho presupuesto en educación y en acceso a anticonceptivos para evitar todo tipo de embarazos no deseados y evitar la situación de la mujer que queda embarazada sin haberlo buscado. Ésta es la política central. Ahora, tomada la decisión de la mujer de abortar, no se la puede mandar a la clandestinidad y al horror. Y ahí sí la protección de la vida se vincula a las más de 100 mujeres que mueren por año a causa del aborto clandestino. El aborto es una realidad en la Argentina (“más de 400.000 por año por cifras oficiales”, agrega). Es un problema de salud pública y tenemos que tomarlo como tal, con todo el cuidado y el respeto, pero diciendo que la amenaza de cárcel a la mujer que aborta no desalienta a los abortos. Los abortos se practican igual y se mueren las mujeres más vulnerables.

¿Y con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo?

Ello se vincula a temas de igualdad. Y nosotros en temas de igualdad no dudamos nunca. Yo escuché el otro día que alguien decía: “No sé si es la prioridad”. Yo digo: “Claro, no es prioridad si el discriminado no es uno”. Cuando el discriminado es uno empiezan a ser prioridad las cosas. A nosotros nos importa la gente que está discriminada de uno u otro modo. Si nosotros discutimos izquierda y derecha en definitiva es discutir igualdad. Queremos todos partir de las mismas plataformas. No nos parece justo que algunos salgan con un montón de herramientas y otros no tengan nada para pelear en la vida.